MEDALLA MILAGROSA
El
arte gótico propiamente dicho coincide en el tiempo con la plenitud
y la crisis de la Edad Media.
Se suele indicar que frente al arte románico
(que refleja una sociedad ruralizada de guerreros y campesinos), el gótico
coincide con el máximo desarrollo de la cultura urbana donde aparece la burguesía,
las universidades
y el florecimiento de las órdenes religiosas (monásticas como el Cister y mendicantes como franciscanos
y dominicos),
así como la acentuación de los conflictos y la disidencia (revueltas populares,
herejías,
desarrollo y crisis de la escolástica,
Cisma de Occidente) y finalmente los pavorosos
espectáculos de la Peste Negra y la Guerra de los Cien Años en un mundo tan
cambiante que sólo puede entenderse en términos de una mutación fundamental
(para la historiografía materialista, la transición del feudalismo al
capitalismo).
A nivel arquitectónico, el
estilo gótico nació en torno a 1140 en Francia, siendo considerada como el
primer monumento de este movimiento la basílica de la abadía real de Saint-Denis
o San Dionisio (edificada por el abad Suger, consejero de Luis VII de Francia).
También desde finales del siglo
XII y comienzos del XIII se divulga por los monasterios de la orden del Císter un estilo despojado de
ornamentación y reducido a la pureza de los elementos estructurales, expresión
de las concepciones estéticas y espirituales de Bernardo de Claraval, que se suele
denominar arte cisterciense.
Este arte se ha definido durante
mucho tiempo de manera bastante superficial, exclusivamente por la utilización
de uno de sus elementos, el arco apuntado, al que suele llamarse ojival,
del que se deriva la bóveda de crucería que permite desplazar los
empujes a contrafuertes externos, que se alejan aún más
de los muros mediante el uso de arbotantes. Eso permitió la construcción de edificios mucho
más amplios y elevados, y el predominio de los vanos sobre los muros. Los elementos sustentantes (pilares de complicado
diseño) quedan mucho más estilizados. Pero la utilización de un elemento no
puede definir un estilo de forma global, se trata de un problema más amplio, de
una nueva etapa histórica, una nueva concepción del arte y con él del mundo. Un
elemento estructural, por importante que sea, no puede resumir un concepto
global sobre la vida
La luz, los nuevos
edificios religiosos se caracterizan por la definición de un espacio que quiere
acercar a los fieles, de una manera vivencia y casi palpable, los valores
religiosos y simbólicos de la época. El humanismo incipiente liberaba al hombre
de las oscuras tinieblas y le invitaba a la luz. Este hecho está relacionado
con la divulgación de las corrientes filosóficas neoplatónicas, que establecen
una vinculación entre el concepto de Dios y el ámbito de la luz. Como las
nuevas técnicas constructivas hicieron virtualmente innecesarios los muros en
beneficio de los vanos, el interior de las iglesias se llenó de luz, y la luz
conformará el nuevo espacio gótico. Será una luz física, no figurada en
pinturas y mosaicos; luz general y difusa, no concentrada en puntos y dirigida
como si de focos se tratase; a la vez que es una luz transfigurada y coloreada
mediante el juego de las vidrieras y los rosetones,
que trasforma el espacio en irreal y simbólico. El color alcanzará una
importancia crucial.
La luz está entendida como la sublimación de la
divinidad. La simbología domina a los artistas de la época, la escuela de Chartres considera la luz el
elemento más noble de los fenómenos naturales, el elemento menos material, la
aproximación más cercana a la forma pura.
El arquitecto gótico organiza una estructura que le
permite, mediante una sabia utilización de la técnica, emplear la luz, luz
transfigurada, que desmaterializa los elementos del edificio, consiguiendo
claras sensaciones de elevación e ingravidez.
En el departamento de San Miguel específicamente la Iglesia
Medalla Milagrosa es un ejemplo del arte gótico creada en 1904 como muestra de
eterna gratitud a su fundadora María Morín H.
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