sábado, 6 de octubre de 2012


¿LO BELLO ES LO BUENO?

Todo el que se le hace esta pregunta cree que todo lo bello es bueno, pero  en mi punto de vista no lo es porque no siempre lo bello es lo  bueno, hay acepciones donde lo bello puede  llegar a ser malo es decir no lo que esperamos. También sobre esta misma pregunta la mayoría de personas relacionan lo bello con una mujer o las mujeres lo bello con un hombre pero más allá de todo esto la belleza no es precisamente solo sobre los seres humanos para los griegos  la belleza estaba en la perfección, la proporción y la armonía.
Esta armonía lograron cuantificarla en la llamada proporción Áurea o número de oro, que está inspirada por el pitagorismo y afirma que todo el mundo real se puede reducir a proporciones matemáticas, también mantenía la idea que el hombre era la medida ideal de todas las cosas y por ello todo el arte griego se hace a medida del hombre y para el hombre. Los edificios griegos y sus esculturas se hicieron tomando al hombre como medida, para su uso y disfrute.

En Grecia, todo desde el arte hasta la política, está inspirado de esa idea de búsqueda de la perfección, de las medidas ideales. Será esa búsqueda la que dio lugar a la aparición del canon, entendido como el modelo perfecto, el que posee las proporciones ideales
La  belleza nace del fruto del estudio y la observación, una belleza racional, abstracta, un tanto fría y distante, que se basa en el mundo real pero se somete a la corrección del hombre.

La respuesta está en la definición básica de la belleza. La belleza clásica, la concepción de la estética que sobrevive a los milenios, se deriva de la armonía. Sin armonía, tendemos a buscar estímulos visuales ya sea aburridos e insulsos o caóticos y sobrecargados. Un ejemplo de la armonía se encuentra en la simetría, una imagen que está perfectamente equilibrada es atractiva. Los griegos estaban obsesionados con el físico humano, que es una maravilla de la simetría perfecta. También encontramos la armonía en los fuertes contrastes, como en la vista de un profundo valle, en el contexto de una alta montaña.

Incluso para los menos artísticos entre nosotros, la percepción del color ilustra esta idea. Vemos la belleza en el uso de colores análogos, colores que son adyacentes entre sí en la rueda de colores terciarios, un arreglo progresivo de 12 colores ordenados de acuerdo a sus longitudes de onda. Sin embargo, también vemos la belleza de los contrastes, sobre todo de los colores complementarios que son directamente opuestos en la rueda de color. Ambos reflejan la armonía que une a los colores del medio, ya sea a través de contraste o complemento, y presentan un medio visual equilibrado.


En este contexto, podemos comprender la verdadera guerra entre los griegos y los judíos. Mientras que los griegos entendían la armonía en la belleza física, ellos perdieron de vista el plano espiritual. La armonía final es la unión de los mundos espirituales y físicos. De esa manera se crea una belleza sin igual, un efecto tan poderoso que cualquier intento de imitarlo es un insulto a la noción de la belleza.

Los griegos comerciaban la verdadera armonía entre el cielo y la tierra por la armonía barata entre los diferentes aspectos del mundo físico. De hecho, la belleza física y la tentación, son a menudo los factores que obstaculizan el paso hacia la verdadera armonía. Los griegos abusaron de la belleza porque alardearon de algo que era sólo en el exterior hermoso e ignoraron la búsqueda de la armonía original. Desde su perspectiva, sólo las cosas que el hombre puede percibir y entender existen, y la armonía con algo trascendental es imposible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario