Rey de Persia y fundador del imperio
persa Aqueménida. Sus conquistas se extendieron sobre Media, Lidia y
Babilonia, desde el mar Mediterráneo
hasta la cordillera del Hindy Kush, creando así el mayor imperio conocido hasta ese momento. El
imperio fundado por Ciro mantuvo su existencia durante más de doscientos años,
hasta su conquista final por Alejandro.
En 550 a.C. se
puso al frente de una rebelión de los persas contra los medos, en la cual
triunfó gracias a la poca fidelidad de las tropas que seguían al medo.
Esta victoria no significó la supresión
de los medos, sino que, como el propio Ciro se encargó de demostrar al perdonar
a Astiages, la ascensión de los
Aqueménidas sirvió para fortalecer la unión de ambos pueblos. Esta política de
integración se convirtió en uno de los referentes principales de su política
exterior, junto con su tolerancia religiosa.
Una vez asegurada su posición en la meseta del Elam,
se dispuso a continuar con su expansión territorial, marchando sobre el reino
de los lidios en Anatolia. Tras perseguir al rey de los lidios, Creso, hasta la
Anatolia Occidental, lo volvió a derrotar en el «Campo de Ciro» y lo capturó al
conquistar Sardes, la capital lidia.
Una vez asegurada Anatolia, Ciro puso sus ojos en
Babilonia, regida por el rey Nabónido. Aprovechando hábilmente la situación de
debilidad de los neos babilonios, y la crisis religiosa que enfrentaba al rey
con el influyente culto al dios Marduk, la deidad de la ciudad, logró llevar a
cabo una rápida campaña que acabó con la sumisión de la antaño poderosa ciudad
de Mesopotamia (539 a.C.).
Entre las disposiciones de Ciro hay que destacar la
liberación de los judíos y la orden de reconstrucción del templo de Jerusalén.
El gran prestigio que estas conquistas le granjearon hizo que la mayoría de los
reyes de Siria, junto con las ciudades fenicias, le rindiesen vasallaje, con lo
que los persas consiguieron los servicios de las flotas de éstas. En el 530
a.C., emprendió una campaña contra los masagetas en el norte de su reino, en el
curso de la cual encontró la muerte.
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